
Enriqueta Martí (1868-1913) pasó a la Historia como la Vampira del Carrer de Ponent, sobrenombre que se ganó tras dejar una estela de víctimas, todas de corta edad, a las que secuestraba, prostituía y asesinaba.
La Vampira del Raval nació en Sant Felíu de Llobregat, pero siendo casi una niña se desplazó a Barcelona donde trabajó de cuidadora de niños y ejerció la prostitución. Poco después contrajo matrimonio con un pintor barcelonés, pero la relación duró poco, en parte, por culpa del extraño carácter de Enriqueta, y por seguir prostituyéndose, aunque ya no tuviera grandes necesidades económicas.
De día, Enriqueta se vestía de mendiga, y pedía dinero, a pesar de no necesitarlo. Por las noches, se engalanaba, e iba al Liceo, mezclándose con la clase alta de la ciudad. Posiblemente, esto le servía para establecer contactos con
posibles clientes que buscaran sexo con menores, ya que la Vampira ofrecía los servicios de niños y niñas de hasta 14 años.Además de proxeneta, Enriqueta también era curandera, y fabricaba remedios con los restos de sus víctimas, de las que lo aprovechaba todo, deshaciéndose de paso de los cuerpos inertes.
Es difícil saber el número de criaturas a las que asesinó, ya que se trataba de niños muy pobres que desaparecían sin más. Cuando fue detenida, y registrados todos los domicilios en los que había vívido, se encontraron multitud de restos humanos. También se halló una libreta donde aparecían los nombres y direcciones de muchos de sus clientes, todos personajes ricos, importantes y muy influyentes de la clase alta barcelonesa. El contenido de la libreta nunca trascendió.
Enriqueta nunca llegó a ser juzgada. En la cárcel, y antes de celebrarse el juicio, unas compañeras de prisión la lincharon hasta provocarle la muerte. El secreto de la trama de la Vampira del Carrer Ponent se fue con ella a la tumba.






