Todas las ciudades se construyen sobre su propia Historia. Las calles se pavimentan sobre viejas calles, unos edificios sientan sus cimientos sobre las ruinas de otros, y las gentes que las pueblan se suceden generación a generación. Sin embargo, Roma, París, Tokio o Bogotá, siguen siendo a través de los años.

Todas las ciudades tienen su parte oscura, su lado terrible y sórdido. Barcelona no sólo es Gaudí, Miró o Maragall, sino también Enriqueta Martí, Remedios Sánchez o Juan José Pérez Rangel. A través de este blog estableceremos un recorrido a través de esa otra Barcelona, la criminal, la negra, la noir.

lunes, 5 de septiembre de 2011

LA VAMPIRA DEL RAVAL


Enriqueta Martí (1868-1913) pasó a la Historia como la Vampira del Carrer de Ponent, sobrenombre que se ganó tras dejar una estela de víctimas, todas de corta edad, a las que secuestraba, prostituía y asesinaba.

La Vampira del Raval nació en Sant Felíu de Llobregat, pero siendo casi una niña se desplazó a Barcelona donde trabajó de cuidadora de niños y ejerció la prostitución. Poco después contrajo matrimonio con un pintor barcelonés, pero la relación duró poco, en parte, por culpa del extraño carácter de Enriqueta, y por seguir prostituyéndose, aunque ya no tuviera grandes necesidades económicas.

De día, Enriqueta se vestía de mendiga, y pedía dinero, a pesar de no necesitarlo. Por las noches, se engalanaba, e iba al Liceo, mezclándose con la clase alta de la ciudad. Posiblemente, esto le servía para establecer contactos con posibles clientes que buscaran sexo con menores, ya que la Vampira ofrecía los servicios de niños y niñas de hasta 14 años.

Además de proxeneta, Enriqueta también era curandera, y fabricaba remedios con los restos de sus víctimas, de las que lo aprovechaba todo, deshaciéndose de paso de los cuerpos inertes.

Es difícil saber el número de criaturas a las que asesinó, ya que se trataba de niños muy pobres que desaparecían sin más. Cuando fue detenida, y registrados todos los domicilios en los que había vívido, se encontraron multitud de restos humanos. También se halló una libreta donde aparecían los nombres y direcciones de muchos de sus clientes, todos personajes ricos, importantes y muy influyentes de la clase alta barcelonesa. El contenido de la libreta nunca trascendió.

Enriqueta nunca llegó a ser juzgada. En la cárcel, y antes de celebrarse el juicio, unas compañeras de prisión la lincharon hasta provocarle la muerte. El secreto de la trama de la Vampira del Carrer Ponent se fue con ella a la tumba.

LA ASESINA DE ANCIANAS



En 1957 nació Remedios Sánchez en La Coruña. La precaria situación económica en la que se encontraba la familia les obligo a emigrar a Barcelona, a la que llegó a la edad de 16 años.

La Reme, como la conocían en el barrio de Sant Andreu de Barcelona donde residía, era adicta al juego, lo que le costó un primer matrimonio –con el que tuvo dos hijos- y una posterior ruptura sentimental con su segunda pareja. Trabajaba de cocinera en un bar de la calle Balmes, y acostumbraba a seguir siempre el mismo patrón de actuación, primero se ganaba la confianza de ancianas a las que convencía para entrar en sus domicilios. Una vez allí, les golpeaba y estrangulaba. Después procedía a robarles el dinero y las joyas que encontraba.

Al día siguiente, se puso a hablar con Alicia L•L., de 70 años, y le pidió un poco de agua. La anciana abrió la puerta y Remedios S.S. se escondió hasta que la mujer regresara para abalanzarse sobre ella e intentar estrangularla, pero se vio sorprendida por el marido de la víctima y huyó.

En el momento de su detención, encontraron en su domicilio más de 250 joyas y diferentes pertenencias de sus víctimas.

LA VIUDA NEGRA


Margarita Sánchez Martínez pasará a la posteridad con el sobrenombre de la Viuda Negra, llamada así porque entre 1991 y 1995 envenenó a cinco personas con una medicación indicada para tratar el alcoholismo, que padecía su marido. La intención de Margarita no era matar a sus víctimas, sino dejarlas inconscientes para poderles robar sin oposición, pero el nulo conocimiento del fármaco administrado y las altas dosis administradas dieron con el fatal desenlace.

Nacida en el 1953 y procedente de Málaga, su familia se instaló pronto en Catalunya, en el barrio de L’Hospitalet, en la calle Riera Blanca, donde era conocida como la tuerta, debido al estrabismo que padecía en uno de sus ojos. Según la vecindad, era una mujer conflictiva, y acostumbraba a propiciar peleas callejeras.

Se casó con Luis Navarro, con el que se fue a vivir, junto con los dos hijos de ambos, a casa de sus suegros al ser desahuciados del piso en el que vivían. Era el año 1991 y, al año siguiente, murió su suegro y su suegra fue ingresada cinco veces en el Hospital Clinic, donde acusa a su nuera de estar envenenándola. Fallecería en el año 1996 debido a una embolia, y con Margarita ya entre rejas.

En el año 1992, Luis, el marido de Margarita, fallecería víctima de unos extraños dolores. Ese mismo año, y antes de la muerte de su esposo, la Viuda Negra decide ponerse a cuidar ancianos en el barrio de Sants. Una vecina de Margarita seria encontrada inconsciente en su domicilio, falleciendo a los pocos días. Alguien sustrajo un millón de pesetas de su cuenta corriente. Tras la muerte de su marido, Margarita se traslada a L’Hospitalet, donde entra en contacto con nuevos vecinos, donde fallecería uno de ellos en las mismas circunstancias.

Un año más tarde, Margarita y su hija se instalaron en el piso de su cuñado, que moriría a las pocas semanas mientras desaparecía todo su dinero. No fue el único caso, y desde entonces hasta su detención, muchas de las personas que entraban en contacto con la Viuda Negra, perecían de unas dolencias difíciles de diagnosticar, a la vez que perdían inexplicablemente todas sus pertenencias.
Ya en el 1995, antes de ser detenida definitivamente, fue interrogada como principal sospechosa de los envenenamientos al ingresar su marido y su suegra en el hospital debido a una inexplicable intoxicación. Fue liberada por falta de pruebas.

En 1996 la policía registró su domicilio, y encontraron joyas y documentación de algunas de las víctimas, lo que sirvió para inculpar a Margarita y a su hija por el asesinato de cinco personas.

ASESINO DE LA BALLESTA




En su domicilio de Premià de Mar, a principios de 1994, Andrés Rabadán mató a su padre disparándole tres flechas con una ballesta. Su madre se suicidó 12 años antes, ahorcándose en su habitación, por lo que Andrés había vivido casi toda su vida con la única compañía de su padre y un hermano y una hermana mayores, que hacía unos años se habían emancipado. Tras una breve discusión, Andrés se dirigió a su habitación, cogió el arma y cometió el parricidio. Poco después se entregó a la policía.

Semanas antes del crimen, Andrés hizo descarrilar tres trenes de cercanías. No murió nadie ni hubo heridos, pero puso en peligro la vida de cientos de personas. Se le diagnosticó una esquizofrenia delirante paranoide que le empujaba a cometer sus actos.

Andrés Rabadán ha cambiado mucho. Lleva 16 años preso, y no toma medicación desde el 2002. En todo este tiempo ha tenido tiempo de leer, estudiar, dibujar y hasta de casarse. Sin embargo, se le sigue negando la libertad.

Su caso es único y ha sido objeto de una película de ficción (Las dos vidas de Andrés Rabadán) y de un documental (El perdón). También ha escrito y dibujado un cómic sobre su propia vida ya publicado. Con todo ello, se busca concienciar a la sociedad de los abusos y la exclusión social que sufren los enfermos mentales con historial delictivo. Como dice el propio Rabadán, “si hubiese matado en mis cabales, hoy estaría en la calle; pero los locos estamos estigmatizados y nuestras condenas no las perdona nadie”.

ASESINO DEL PUTXET


Carrer Bertran 28. Juan José Pérez Rangel, un joven parado de 24 años sin antecedentes, fue acusado y condenado a prisión por la muerte de dos mujeres en un parking del barrio del Putxet. El móvil de los asesinatos, según fuentes policiales, fue económico. Los dos crímenes fueron prácticamente idénticos, se perpetraron en el mismo lugar, y en ambos el sospechoso se empleo con una violencia desproporcionadamente inusual en un robo de esta características.

Juan José guardó su moto durante dos meses en la plaza que alquiló en el aparcamiento que se convertiría en escenario de los crímenes, a pesar de que su domicilio se encontraba en el barrio de la Mina, en Sant Adrià del Besós, muy alejada del barrio del Putxet. Al parecer, el asesino era asiduo de un bar de alterne de la zona, que conocía bien.

Ambas víctimas fueron atadas al final de la escalera del parking, apuñaladas con un arma blanca, y fuertemente golpeadas en la cabeza con un martillo, lo que les provocó la muerte. Previamente, el asesino les tapó la cabeza con una bolsa.

La detención de Pérez Rangel fue relativamente fácil: el primer crimen se realizó el día 11 de Enero del 2003, y al día siguiente, la tarjeta de crédito de la víctima se utilizó en un cajero de la Calle Balmes. La filmación de algunas cámaras de seguridad de establecimientos cercanos permitió una primera identificación. El torpe intento de extorsión al marido de la primera víctima le lleva a citarse con éste en un bar del centro de la ciudad para la entrega del dinero, donde es detenido.



Días después de la detención, la policía hizo un registro en el domicilio de Juan José, donde encontró una pequeña libreta en la que el asesino tomaba notas sobre los usuarios del parking, además de numerosas fotografías del lugar. Todo ello hace sospechar que el asesino del Putxet tenía en mente continuar con su serie de asesinatos en la zona alta de Barcelona